Elegir un proveedor en Asia puede parecer fácil en un principio. Unas cuantas búsquedas en Alibaba, algunos correos cruzados y, ¡listo!, ya tienes a alguien que te promete precios increíbles y envío rápido.

Pero, ¿cómo sabes si es confiable?

Muchos nuevos importadores aprenden por las malas que no todos los proveedores son lo que parecen. Productos defectuosos, incumplimientos de plazos, costes inesperados… ¿Te suena? La falta de una auditoría previa es uno de los mayores errores que puedes cometer al empezar en el mundo de la importación.

¿Por qué necesitas auditar a tu proveedor?

Para no perder tu dinero y tu tiempo, que valen oro.

Veracidad de la información: ¿Realmente tienen la capacidad de producir lo que prometen? Muchos intermediarios se hacen pasar por fabricantes.

Cumplimiento de estándares: Si tu proveedor no sigue las normativas de calidad o seguridad, tus productos pueden ser rechazados en aduanas.

Transparencia en precios: Algunos proveedores ofrecen precios bajos iniciales, pero luego suman costes ocultos como empaques o aranceles adicionales.

Cómo auditar a tu proveedor (sin volverte loco)

Verifica sus instalaciones: Solicita un video en tiempo real o fotografías actuales de su fábrica. Si es posible, contrata a un agente local para inspeccionarlas.

Comprueba referencias: Pide contactos de clientes anteriores y verifica su experiencia con el proveedor.

Solicita documentación: Certificaciones, licencias y registros legales son obligatorios. Si no te los envían, desconfía.

Empieza con un pedido pequeño: Antes de invertir una gran cantidad, prueba con un lote reducido para comprobar tiempos y calidad.

¿Cómo puedo ayudarte?

Con años de experiencia en importación, sé cómo identificar proveedores confiables y cómo negociar contratos que protejan tus intereses. Mi enfoque no solo reduce riesgos, sino que asegura que tu negocio crezca con bases sólidas.

¿Listo para importar sin sorpresas? Hablemos sobre cómo optimizar tus importaciones desde el primer paso.

Importar no es comprar y cruzar los dedos.

Abrazo,
Josep Reyes